El avión siempre me ha aturdido un poco. Recuerdo los primeros viajes, cuando aun no controlaba mucho, se me taponaban los oídos…pero también recuerdo algunas líneas aéreas que regalaban chicles o caramelos para reducir el efecto de la presión en los tímpanos…que tiempos.
Este está siendo un vuelo tranquilo, me dirijo a Paris, me encanta improvisar y estando en Berlín (ciudad que he disfrutado de lo lindo), en el albergue me entere de la típica súper-oferta de ultimísima hora…Y aquí estoy. Me he quedado un poco atontada, bueno más bien me he quedado sopa. Después de despegar he conectado mi I-pod y de forma aleatoria me ha acunado David Bowie cantaba por allá por los finales de los 60, para que yo lo escuchara en soporte digital en 2011:
In our madness
We burnt one hundred days
Time takes time to pass
And I still hold some ashes to me
An Occasional Dream
We burnt one hundred days
Time takes time to pass
And I still hold some ashes to me
An Occasional Dream
Casi nunca recuerdo mis sueños, pero cuando entro en ese estado de duerme-vela, casi siempre lo veo claro. En el día de hoy, un poco cansada por haber tenido que madrugar mucho, me he levantado a las 04:30 h de la mañana he caido rápido en esa fase tan extraña. Recuerdo que soñaba con calles mojadas; con un magnifico arco iris sobre la Torre Eiffel; chicos con largas melenas corrían anacrónicamente a arrumbar las barricadas; Paris me ha besado con un sueño para darme la bienvenida.
El comandante anuncia que nos disponemos a aterrizar, me espera el brillo de los adoquines bajo el sol de Mayo.