miércoles, 8 de junio de 2011

Cosas que leí en Paris


Monet pinto como nadie la luz Parisina

Normalmente me cuesta un poco leer cuando estoy de viaje, la verdad es que al escoger un libro, nunca sé si novela, o ensayo. Si aventuras o libro de viajes. Hay una cosa que es cierta, y es que cuando caigo de bruces sobre un texto lo devoro. Hace unos días mientras disfrutaba de París y de su encanto estuve sumergida en una lectura clásica. Me encanta Jack London y sus cuentos del gran norte, me encanta la acción y la verdad de sus historias. Es el escritor que antecedió a Hemingway, el gran padre de la literatura americana de este siglo. Un tipo duro, que vivió para contarlo y que nos dejó algunas obras inolvidables (p.e:La llamada de lo salvaje) y vivencias para llenar tres bibliotecas.
Ernest Hemingway
Jack London y Hemingway dos tipos amarrados a la tierra, con un talento increíble y por encima de todo dos grandísimos viajeros.
A ambos los conocí en Paris, a los dos los pasee bajo mi brazo por la gélida nave de la Saint Chapelle, mientras ellos en sus líneas corrían mil y una perrerias. A Jack me lo lleve a visitar el Louvre, no creo que a él le hubiera gustado  mucho, el era un tipo de acción, más que de reflexión, pero por eso me lo acomode en la mochila para releer en el metro de camino. A Ernest lo invite a visitar conmigo Orsay y los impresionistas, el era un tipo rudo pero convivió con esos artistas del color, con los magos del movimiento en los años en los que creaba" Paris era una fiesta", obra de referencia mundial y fotografía casi perfecta de una época.
Todo esto lo cuento ahora que me alejo de la capital de Francia, tengo un nuevo destino en mente y un dulce regusto en el paladar que me deja la ciudad que todas quieren imitar. Creo que hay mas Venecias (del norte, del sur, del trópico…) que Parises pero la ciudad que mientras despego dejo a mis pies, es a la que todos se quieren parecer, es la madre de todas las aventuras, el sueño de todos los románticos.
Mientras garabateo en mi cuaderno me vienen a la cabeza unos versos que leí no hace mucho, son de otro aventurero Robert Service, y que me pusieron el alma en pie:
 Hay una raza de hombres inadaptados,
 una raza que no puede estarse quieta;
 rompen los corazones de sus parientes y amigos,
 mientras vagan por el mundo a su albedrio.
 recorren las llanuras, navegan sin rumbo en los ríos
 y escalan las cumbres de las montañas.
 Llevan en su interior el sino de la sangre gitana
 y nunca aprenden a descansar.

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